sábado, 5 de septiembre de 2015

Crisis migratoria: llegan a Austria tras otro día de locos

Otro día de locos en Hungría. Tal y como comenté en la anterior entrada, los miles de inmigrantes que llevaban varados varios días en la estación de Keleti de Budapest y sus alrededores (sobre todo las plazas de Baross y II. János Pál) habían decidido que continuarían su viaje hacia Alemania andando, al haber suspendido MÁV (el servicio húngaro de ferrocarriles) los trenes internacionales hacia Europa occidental. Aunque a primera hora de la mañana aún no se habían movilizado, finalmente, en torno al mediodía, unos 2000 comenzaron el viaje, otros muchos se quedaron en Keleti, temerosos de no poder realizar un viaje de 200 kilómetros caminando o de las consecuencias con la policía que pudiese tener esto.

Las imágenes insólitas de este gigantesco grupo de inmigrantes recorriendo, primero, las calles de Budapest y el puente Erzsébet, y después tomando la autopista M1 (que comunica Budapest con Austria) dieron en pocos minutos la vuelta al mundo. Acompañándoles iban multitud de periodistas llegados de muchos países del mundo y de Hungría, policías ejerciendo funciones de escolta y seguridad, y furgonetas de voluntarios con agua y comida. Muchos de ellos iban mostrando fotos de Angela Merkel que alguien repartió y coreando el nombre de Alemania. El grupo remontó las colinas de Buda y salió de la capital ocupando el arcén y dos de los tres carriles de la autopista, aunque a ratos llegaban a ocuparla por completo, provocando retenciones kilométricas. La policía trataba de poner orden entre vehículos y personas en una escena rocambolesca.


El grupo de inmigrantes cruza el puente Erzsébet, en Budapest.
fotografía: index.hu

En la autopista M1, rumbo a Viena.
fotografía: index.hu

Los inmigrantes hacen un pequeño descanso a la sombra de un viaducto de la autopista.
fotografía: index.hu

Algunos portaban fotos de Angela Merkel.
fotografía: index.hu


Mientras tanto, a Keleti llegaba más policía y unidades antidisturbios, pues a la compleja situación se añadió ayer un factor muy peligroso: se disputaba en Budapest el partido clasificatorio para la Eurocopa entre Hungría y Rumanía, declarado de alto riesgo por la rivalidad existente entre ambos países (sobre todo por la región de Transilvania). Algunos aficionados de extrema derecha llegaron a enfrentarse con los inmigrantes, aunque la policía evitó rápidamente que se produjese una tragedia. Aún así, unos desalmados tiraron un petardo que hirió levemente a un inmigrante pakistaní.

Al mismo tiempo, en el campamento provisional de refugiados de Röszke, los más de 2000 refugiados que saturan sus precarias instalaciones se amotinaron protestando por su situación, llegando a romper las vallas del perímetro y escapando muchos de ellos. La policía trató de controlar la situación con gas lacrimógeno, y se lanzó a la búsqueda y captura de los fugados, que caminaban cerca de la autopista M5 rumbo a Budapest (a casi 200 kilómetros de distancia). Por unos momentos parecía que Hungría andaba al borde del colapso migratorio (si es que ya no lo estaba).



Policía durante el motín de Röszke.
fotografías: delmagyar.hu


Por fortuna, a medida que terminaba el día, las cosas fueron mejorando. La situación en Röszke fue controlada, muchos refugiados volvieron al centro por su propio pie o por la policía. Mientras tanto, los miles de inmigrantes de la autopista continuaban caminando incluso bien entrada la noche, rumbo a la frontera austríaca (donde no tenían en absoluto garantizado el acceso). Aunque la práctica totalidad eran varones jóvenes, las mujeres y niños pequeños no podían seguir el intenso ritmo del grupo y quedaron varios pequeños grupos sueltos por detrás. Finalmente decidieron pasar la noche descansando en una zona entre Herceghalom y Biatorbagy, a unos 27 kilómetros de Budapest y 150 de la frontera con Austria (y paradójicamente cercano al campo de refugiados de Bicske), con los ánimos por los suelos.

Y entonces se obró el milagro. Mientras se disputaba el partido Hungría-Rumanía, que presenció el primer ministro húngaro Viktor Orbán (muy aficionado al fútbol), varios dirigentes húngaros se reunieron de emergencia en torno a las 8 de la noche para debatir el asunto de los inmigrantes de la autopista (entre los cuales no estaba el primer ministro, aunque tras dos días de viajes, primero a Bruselas y luego a Praga, donde se reunió el grupo Visegrád, diría extraoficialmente que se iba a ver el partido y que le dejasen un rato tranquilo). Tras unas horas, János Lázár, el portavoz del gobierno húngaro, anunció ante los medios que el gobierno había decidido transportar a todos los inmigrantes de la autopista y Keleti a Hegyeshalom (el último pueblo húngaro fronterizo con Austria), para lo que se iban a emplear unos 100 autobuses. Los medios húngaros publicaron que la única flota de buses públicos de ese tamaño a disposición inmediata del gobierno eran los del BKK, la empresa de transporte público de Budapest. A eso de la medianoche comenzaron a llegar los primeros autobuses a Keleti, con mucha dificultad, pues el centro estaba prácticamente cerrado por la policía para evitar que algunos de los aficionados de extrema derecha se acercasen a Keleti a agredir a los inmigrantes tras el partido, que terminó 0-0. Finalmente se contentaron destrozando las inmediaciones de estadio y enfrentándose a los cañones de agua de la policía.


Disturbios con los ultras en los alrededores del estadio.
fotografía: index.hu

János Lázár anunciando que se enviarán autobuses para trasladar a los inmigrantes a la frontera con Austria.
fotografía: index.hu


Al final los autobuses pudieron llegar, y aunque en principio los inmigrantes rechazaron subirse a ellos, temiendo una posible encerrona de las autoridades húngaras, finalmente confiaron en conductores y voluntarios. De la misma forma los inmigrantes de la autopista se subieron a más vehículos, que iban repletos y a velocidad lenta (pues como dije eran autobuses urbanos) hasta Hegyeshalom. Las autoridades austríacas, en mitad de este proceso anunciaron que dejarían pasar a los refugiados por la frontera. Hay que mencionar que una iniciativa en Facebook, a la que se unieron centenares de personas, proponía el fin de semana viajar desde Austria hasta Hungría para recoger a los inmigrantes y trasladarles en vehículos particulares a Viena. Las autoridades austríacas advirtieron que controlarían la frontera y penarían legalmente a todo aquel que entrase al país con inmigrantes indocumentados. Así que tampoco tenían más remedio.

Finalmente, tras varias horas de viaje, los primeros inmigrantes comenzaron a bajar de los autobuses en Hegyeshalom y recorrer a pie los pocos metros que les restaban hasta la frontera de Nickelsdorf. Allí les estaban esperando las autoridades austríacas, que les condujeron en varios trenes a las estaciones de Viena (Westbahnhof) y Salzburgo.


Inmigrantes en los improvisados autobuses urbanos rumbo a la frontera.
fotografía: index.hu

Los inmigrantes cruzan la frontera entre Austria y Hungría (hombre, el detalle de levantar la barrera no hubiera estado nada mal).
fotografía: index.hu


Los gobiernos de Hungría y Austria han aanunciado que todo esta fue una medida excepcional por la gravedad de la situación. Pero son unos ilusos si piensan que no va a repetirse. A día de hoy se calcula que entre 3000 y 4000 inmigrantes cruzan la frontera entre Serbia y Hungría diariamente. Y pese a que Hungría edifica una segunda valla más robusta que la anterior y levanta a toda velocidad nuevos campamentos de refugiados, es seguro que estas escenas vuelvan a repetirse.

Entre tanto, el V4 o grupo Visegrád se reunió en Praga para acordar una postura común entre los países integrantes (Polonia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa, que representan en total unos 60 millones de habitantes de la UE). Y la postura fue que se oponen tajantemente a cualquier cuota impuesta desde Bruselas. Postura muy poco humanitaria, todo hay que decirlo, pero que sumado a las declaraciones de Orbán echando la culpa de todo a Alemania, a mi lo que me parece es que los países del este de la Unión Europea están hasta el gorro de ser el patio trasero de Alemania y de sus políticas neocoloniales, quizás en el peor momento posible desde el punto de vista humano. Continuará.


Algunos inmigrantes, ya en Austria, esta misma mañana, cada vez más cerca de su sueño alemán.

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