sábado, 27 de septiembre de 2014

El gasoducto South Stream y el gas ruso

Se acerca de nuevo el invierno y otra vez el tema del gas está en el candelero. El pasado lunes Gazprom anunció que el gasoducto South Stream comenzará a transportar gas ruso a Europa en 2017 y estará al 100% de su capacidad un año más tarde, en 2018. El total apoyo de Hungría al proyecto ha sido decisivo para su construcción, que en Rusia ya comenzó en 2012.

Este gasoducto es clave para el suministro europeo, ya que partiendo de Rusia, recorrerá el mar negro hasta la costa de Bulgaria, y se dirigirá por Serbia y Hungría hasta Austria (Baumgarten). De este modo el gas ruso llegará a la UE sin pasar por Ucrania, al contrario que hasta ahora. Hay que recordar que Ucrania es bastante mal pagador en cuanto al gas ruso se refiere, y que Rusia más de una vez le ha cortado el suministro (incluso en pleno invierno). Además, Ucrania ha sido acusada de robar gas "de paso" por su territorio con destino a la Unión Europea cuando su suministro era suspendido por impago. La propia Rusia amenazó con cortar todo el envío de gas a territorio ucraniano, incluyendo el que iba a la UE, de seguir así.


Casi todo el gas ruso que llega a Europa lo hace a través de Ucrania, como puede observarse en el mapa. Una gran excepción es el Nord Stream, que comunica directamente Rusia con Alemania a través del mar báltico. Otros países como Eslovaquia, Hungría o Bulgaria han apostado por el proyecto South Stream para evitar el conflictivo territorio ucraniano. El gasoducto Yamal, que recorre Bielorrusia, tiene una capacidad bastante limitada.


Todo esto no gustó nada a los países centroeuropeos que dependen exclusivamente del gas que pasa por Ucrania, y demandaron otra ruta de transporte, a semejanza de lo que ocurre con Alemania, por ejemplo (el Nord Stream, muy similar, que parte de Rusia y recorre el mar Báltico directamente hasta Alemania, garantizando el suministro independientemente de Ucrania). El problema es que hubo un conflicto de intereses, ya que la UE era más partidaria del proyecto Nabucco, un gasoducto que llegaría desde Turquía y podría traer gas de otros países como Azerbaján, Turkmenistán, Irán o Egipto, y de esta forma no depender tanto del gas ruso.


El proyecto Nabucco pretendía traer gas desde Turquía, sin pasar por Rusia.


Sin embargo, los países centroeuropeos y del este de Europa no han tenido tanta paciencia y han preferido asegurarse lo antes posible la llegada del gas. El propio primer ministro húngaro Viktor Orbán ha impulsado la construcción del South Stream, además en materia de energía ha unido muchos lazos con la propia Rusia, como en el caso de la ampliación de la central nuclear de Paks, la única de Hungría. Esto no ha hecho mucha gracia a la UE, dada su rivalidad con Rusia (y agravada con la guerra de Ucrania).


El South Stream recorrerá el mar negro hasta Bulgaria, país por el cual el gas ruso entrará a la UE sin pasar por Ucrania.


En cualquier caso la UE ha titubeado demasiado, frente a la determinación de los países implicados en el proyecto, de modo que todo indica que el South Stream será una realidad en 3 años: la parte rusa está en obras, Turquía ha dado luz verde para el recorrido por sus aguas soberanas del mar negro, y Bulgaria, Serbia y Hungría también están de acuerdo.

Pese a todo, los países dependientes del gas ruso que pasa por Ucrania cuentan con centros de almacenamiento que garantizan el abastecimiento por una temporada, además de un sistema de "flujo inverso" que permite envíos de gas entre ellos, por lo que aunque el gas fuese cortado desde Rusia, no debería haber problemas a corto plazo.

Precisamente ayer Hungría suspendió el envío de gas a Ucrania (que debido a los cortes de suministro desde Rusia se abastece desde los países al oeste con este método de flujo inverso de gas), argumentando que ahora mismo el país necesita todos sus recursos gasísticos para llenar las instalaciones de reserva de cara al invierno. Tan solo algunos días antes saltó la noticia de que las reservas húngaras se encontraban tan solo a la mitad de su capacidad cuando falta ya muy poco para que comience el encendido de calefacciones. ¿Habrá sido un simple despiste o hay algo más detrás?.

A Ucrania no le ha hecho ninguna gracia esto, y en Hungría ya se habla de una nueva "guerra del gas", pero es la tónica habitual de los últimos inviernos. En los últimos años la venta de calefactores eléctricos se ha disparado, especialmente cada vez que sale una noticia de estas.

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